martes, 25 de octubre de 2011

Solidario como un salvadoreño

Hoy es viernes, 21 de octubre, 4 y media de la tarde más o menos. El microbús de la 52 que baja del cantón El Carmen hasta el centro de San Salvador va lleno como casi siempre a esta hora, la gente de pie. En una de las paradas de la calle El Mirador –la que sube desde la 75.ª norte y pasa junto a Torre Futura–, un viejita se sube con esfuerzo, septuagenaria o maltratadísima por la vida si aún no lo es…

Brilla el sol, aunque El Salvador sigue en emergencia nacional por unas lluvias que se han cobrado 34 vidas y han obligado a albergarse a más de 50,000. En estos días la tele y los diarios están llenos de mensajes que dicen que somos un pueblo que nos levantamos después de cada tragedia, que tenemos solidaridad para exportar, que miles-decenasdemiles-cientosdemiles han llevado enigmáticas bolsas negras a los centros de acopio de TCS, de Canal 21, de Súper Selectos, del Tabernáculo de Avivamiento, mensajes optimistas que disfrazan un con-la-que-está-cayendo-voy-a-trabajar-porque-si-no-el-patrón-me-despide por un voy-a-trabajar-porque-soy-salvadoreño, mensajes que invitan a olvidamos de los 12-13 muertos diarios, de los desfacelados, de las niñas violadas, de los salarios de hambre, de la opulencia de esa Torre Futura que se erige insultante sobre la miseria, mensajes que dicen que sí, que somos solidarios, mihermano, que uno de los pueblos en los que más desigualmente está repartida la riqueza es a la vez solidario, SO-LI-DA-RIO, y lo dicen con musiquita de fondo y niños caretos sonriendo y presentadoras acicaladas y es-la-voluntad-de-dios… Y como a los salvadoreños debe gustarnos que nos den paja, o dárnosla nosotros mismos de un solo, pues muchos hasta nos creemos eso de que somos solidarios, de que violencia hay en otras partes también, eso del país de la sonrisa.

La viejita sube con un gran bolsón y un paraguas negro y cerrado entre sus brazos. Es tan chiquita que no alcanza a agarrarse a la barra de arriba y se acomoda como puede a la par de un asiento. Nadie se levanta. En este microbús, topado mayormente por jóvenes y jóvenas, por salvadoreños y salvadoreñas, por presuntos solidarios y solidarias presuntas… nadie se levanta para ceder su asiento a una septuagenaria. Nadie.

Fotografía: internet

1 comentario:

  1. La verdad de las cosas es que todo esto se centra en un aspecto importante: "Educación", es verdad todas esas empresas como TCS y Siman son unos hipocritas, ya que si realmente quiseran ayudar a esa pobre gente damnificada darian de su propio dinero.

    por otra parte eso de:

    "...la opulencia de esa Torre Futura que se erige insultante sobre la miseria..."

    es una de las verdades de este país que mas me duele...

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