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jueves, 30 de agosto de 2012

Pláticas con pandilleros (VI)

  • Temas generales de la conversación: el cobro de la renta tras la tregua 
  • Fecha de la plática: 27 de julio de 2012 
  • Estatus de los pandilleros: Los pandilleros son Óscar Armando Reyes Aguilera, (a) Sharky; Carlos Alberto Rivas Barahona, (a) Chino Tres Colas; José Teodoro Cruz Gómez, (a) Guasón; y César Daniel Renderos Díaz, (a) Muerto de Las Palmas. Los cuatro son voceros nacionales del Barrio 18, y representan a las dos facciones en que se ha dividido la pandilla: Sureños y R (de Revolucionarios). 
  • Otros datos relevantes: todos tienen fuertes condenas por delitos de sangre
Fotografía: Pau Coll

No todos los días se tiene la oportunidad de entrevistar a lo que podría considerarse una importante representación de la cúpula de una de las principales pandillas que operan en El Salvador: el Barrio 18. La entrevista fue larga, de casi 90 minutos, y la esencia de la conversación se publicó a inicios de agosto de 2012 en Sala Negra de El Faro, bajo el título “Hay cipotes que solo saben matar; no es tan sencillo calmarse de un día para otro”.

Hay una parte en la que los cuestiono (creo yo) con dureza y con argumentos. Es cuando comenzamos a hablar de la estructura de terror que mantienen en las comunidades y cantones que controlan, estructura que es lo que les permite extorsionar y echar a quien quieran. El caldo de cultivo para la efectividad del Ver, oír y callar. Esta parte de la plática se incluyó en la entrevista original, pero reproduzco ahora el fragmento íntegro, con algunas frases que se fueron durante la edición.

—Las pandillas han creado en sus canchas verdaderas estructuras de miedo. ¿Es ese miedo el que hace que un comerciante pague renta o que una familia huya de la comunidad si la pandilla lo ordena? –pregunto.

Nadie responde. El silencio lo interpreto como un sí.

—La inmensa mayoría de esas acciones –agrego– son contra el pueblo humilde que ustedes ahora dicen defender. La tregua no ha evitado que a ese pueblo se le siga echando de sus casas o se le cobre renta. ¿Dentro de este proceso se contempla desmontar eso que yo he llamado estructura de miedo?
—Hablo por nosotros, como 18, ¿va? –dice el Muerto de Las Palmas– Pero a nuestros homeboys ya se les ha dicho que dejen de hacer todo eso que mencionás, ¿va? Mi cancha es Las Palmas y ahí podés ir y hablar con las tienditas, y verás que ya no se está cobrando nada. Y si algún homeboy lo hace, se le castiga.
—No me pidan que les dé nombres –replico, envalentonado–, pero en la Santísima Trinidad, que es cancha de la 18, conozco casos de familias que en los últimos meses han tenido que irse porque los pandilleros lo ordenaron.
—Si nosotros estamos trabajando en esto de la tregua –Muerto de Las Palmas eleva el tono de su voz–, es por el pueblo, no empresarios ni personas así, a las que nos les interesa este proyecto. Ellos solo buscan su bienestar, su dinero, y la pandilla la usan para hacer política y para hacer dinero ellos. Y lo único que han logrado es incrementar el delito, ¿m’entendés? Decime vos si ahora hay el mismo número de robo de vehículos que antes había. ¡No! ¿Y para qué vamos a querer robar ahora nosotros un vehículo si no los ocupamos para delinquir ya? ¿M’entendés? Y tampoco se está ahora extorsionando a vendedoras de extrema pobreza…
—Yo les puedo asegurar que las pandillas siguen extorsionando a vendedoras que apenas ganan 3 o 5 dólares al día. ¿Me están diciendo que ya han girado órdenes de no cobrar al pobre?
—Esto lo estamos haciendo por el pueblo, ¿m’entendés? Más que todo por la pobreza, ¿m’entendés? Podés ir a Las Palmas y preguntar a vendedoras de queso, por decir algo, ¿m’entendés? Las que llevan su canasto. Y te dirán que ya no se les está cobrando renta. Y si tenés alguna queja concreta sobre donde yo controlo, que es Las Palmas y alrededor, decime dónde y lo corregimos, ¿m’entendés? ¿Y por qué? Porque queremos cumplirle al pueblo salvadoreño, que mucho ha sufrido ya.
—Desconozco el caso concreto de Las Palmas –insisto–, pero ¿me quieren vender que ya no extorsionan a los pequeños comerciantes y distribuidores?
—Es que hay un problema –toma la palabra Guasón–. Si desde un principio la gente ya quedó acostumbrada, desde el tiempo de guerra, a entregar un dólar, exigido, quizá lo siguen dando por gusto.
—Repito: ¿el Barrio 18 ha girado instrucciones para no pedir renta al menos a los más pobres?
—Acordate que esto es un proceso y que hay mucho cipote loco ahí afuera, a los que cuesta convencer que dejen de hacer eso –dice Chino Tres Colas.
—¿Entienden que, más allá de las palabras bonitas, esas acciones son imprescindibles para reconciliarse con ese estrato humilde de la sociedad?
—Sí, y por eso estamos trabajándolo –Chino Tres Colas.
—A mí me consta que la 18 sigue pidiendo la renta en los mercados del centro de Mejicanos y de Soyapango –insisto.
—Roberto, –toma la palabra Sharky–, acordate que en este proceso… ¿cómo te puedo decir? Hay cosas que realmente se nos salen de las manos, y hay que ser caballerosos al decirlo. Hay cositas de las que no nos damos cuenta desde acá adentro, como esas zonas que mencionas, pero creo que ya vamos a tomar cartas en el asunto, ¿va? Es bueno que se nos comuniquen esas cosas. El compañero te ha dicho, y es cierto, que han tirado órdenes de que al pobre no se le esté pidiendo nada; a la vendedora, digamos.
—¿Eso desde el 8 de marzo?
—No, eso fue después. Hace poco, en julio –dice Sharky.
—Pues si se han girado esas órdenes, les aseguro que en la libre no las están cumpliendo.
—Pero acordate de lo mismo: que algunas actitudes no se van a poder cambiar de un día para otro –concluye esta parte de la entrevista Chino Tres Colas.
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martes, 15 de mayo de 2012

Pláticas con pandilleros (V)

  • Temas generales de la conversación: el ingreso en la pandilla 
  • Fecha de la plática: 26 de abril de 2012 
  • Estatus del pandillero: es un pandillero que se presenta como un “retirado” de la Mara Salvatrucha (MS-13), desvinculado completamente y amenazado de muerte; a la vista de los pandilleros activos es un peseta, un traidor. Vive en la casa de un pastor de una iglesia evangélica, se ha convertido, y trabaja en una maquila 
  • Otros datos relevantes: tiene 30 años al momento de la entrevista y fue brincado a los 15
Los pandilleros en general son reacios a hablar de las interioridades de la pandilla, y esa actitud –que es regla de funcionamiento escrita– está mucho más acentuada en los activos. Para hablar de su barrio, de la clecha, lo recomendable es hacerlo con un calmado o, mejor aún, con uno completamente desvinculado de la pandilla. Ricardo está en esa situación: él rompió de forma abrupta con la Mara Salvatrucha y hoy su vida es una eterna huída.
—Al principio, cuando uno comienza a relacionarse con una pandilla, ellos le ofrecen a uno ayuda, ayuda en muchos aspectos, ¿va? Económica sobre todo: aquí vas a estar bien, aquí estamos nosotros, somos hermanos, somos una familia, nosotros te apoyamos…
—Y puros, y guaro… ¿no?
—También, pero yo nunca le he hecho a eso… en serio.
[…]
—¿Tú en qué clica estabas?
—Eso ahora no lo puedo responder, pero yo llegué a ser líder de una clica, desde afuera como estando preso en Chalatenango y luego en Quezaltepeque. Y sí, uno puede obtener todo lo que uno quiera, pero más sin embargo, pero aun haciéndolo, recibiendo lo ilícito y todo eso, siempre en mi mente y en mi corazón estaba: hey, esto no está bien… Parece como si estuviera diciendo lo contrario que dije de primero, ¿va? Que el apoyo y todo eso. Pero es que en mi mente no podía caber eso de que… Sí, está bien el apoyo, pero de una manera quizá diferente…
—Y si tienes eso tan claro ahora, ¿cómo te explicas que 15 años después de haber entrado tú la pandilla sea cada vez más grande?
—Sí…
—¿Por qué eso que tú ahora ves tan malo sigue seduciendo a tanto joven?
—Yo creo que quizá la razón más fuerte para que un niño o un joven quiera entrar es porque al pandillero lo ve bien vestido, con dinero y quizás hasta con cipotas ahí, ¿va?
—Ya he escuchado antes eso de que muchas jovencitas ven con buenos ojos a los pandilleros.
—Exacto, a uno le va mejor con las cipotas siendo pandillero, pero otra de las razones, y diría yo que en mi caso personal fue la principal, uno de los atractivos fue porque yo no tenía nada. Muchos jóvenes no tienen nada en casa. Nada. No hay qué comer, no hay qué vestir, no hay que ponerse de zapatos, quizá ni yinas. Entonces, ellos ven aun pandillero bien vestido, que maneja bolas, y dicen: hey, sí…

Fotografía: Roberto Valencia
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sábado, 31 de marzo de 2012

Pláticas con pandilleros (IV)


  • Temas generales de la conversación: condiciones en el penal de Zacatecoluca, Zacatraz
  • Fecha de la plática: 28 de septiembre de 2009
  • Estatus del pandillero: se presenta como alguien calmado dentro del Barrio 18, pero en realidad seguía activo en la facción de los Sureños; al momento de la entrevista está preso en el centro penal de máxima seguridad de Zacatecoluca, y condenado a 16 años por homicidio simple
  • Otros datos relevantes: es uno de los “viejos”, nació en 1967

Transcurrido un mes desde la toma de posesión de Mauricio Funes, con las nuevas autoridades recién asentadas, la Dirección General de Centros Penales tomó la polémica decisión de trasladar a uno de los líderes de la Mara Salvatrucha (MS-13) desde el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca hasta el penal de Ciudad Barrios. Su nombre: Dionisio Arístides Umanzor, (a) Sirra, condenado a 30 años por secuestro y a otros 30 por homicidio agravado. Ese único movimiento saltó a la agenda mediática nacional e hizo que se pidieran las cabezas del ministro de Seguridad Pública y del director de Centros Penales. Una de las personas que arremetió con más dureza contra la medida fue el analista Paolo Luers, quien paradójicamente dos años y medio después ha tenido un papel clave en la estrategia gubernamental para legitimar el traslado no solo del Sirra, sino de toda la estructura de mando de la MS-13 y de las dos facciones del Barrio 18. Esta plática es con uno de los líderes ahora trasladados, y tuvo lugar el día después del regreso –como consecuencia del revuelo originado– del Sirra a Zacatraz. 

—Ha habido mucha polémica con el traslado del Sirra, de las dos letras…
—Sí, y ayer vino, je, je, je.
—Una de las justificaciones que dio el Gobierno para el traslado fue que ya había cumplido más del 10% de su pena en Zacatecoluca.
—¡Exactamente! Es que esa es la ley, pero no la aplican… Mire, yo tengo una condena de 16 años. Oíme bien: ¡16 años! Y ya llevo aquí más de tres años y tres meses. O sea, el 10% de mi sentencia, ¿cuánto sería? ¡Serían menos de dos años! Pongámosle tres años… ¡Ya me pasé igual!
—¿Cuánto dice que lleva acá?
—Tres años y tres meses (en efecto, llegó a Zacatraz el 20 de julio de 2006, por lo que el día de la entrevista ya llevaba tres años, dos meses y ocho días). Y escuchame, este penal fue creado para gente con delitos fuertes, y a mí me detuvieron por un delito simple, ¡un delito simple!
—Por homicidio, ¿no?
—Sí, pero homicidio simple. Me condenaron por homicidio simple. Y te voy a decir otra cosa: yo ya he metido una casación, porque no hay pruebas…
—¿Cómo es la vida aquí adentro?
—La visita aquí es cada 15 días, y te regalan 25 minutos a través de un teléfono, a través de un vidrio. O sea, no podés tocar ni a tus hijos ni a tu madre ni a tu señora. Me toca repartir 25 minutos entre tres personas: mi hijo de 9 años, mi señora y mi madre.
—¿Visita íntima tienen?
—No hay aquí. No hay nada de eso.
—¿Y la comida?
—Es una comida que te mantiene vivo, solamente, ¿me entiendes? Yo he perdido 60 libras. No te voy a decir que es mala o buena, pero es solo para pasarla.
—¿Hay tienda institucional?
—No hay nada de eso, no hay nada de eso.
—¿Pueden hacer llamadas?
—Hay un teléfono público que te dejan usarlo cada 15 días. A ver… sí, cada 15 días, porque un fin de semana tenés la visita y al otro tenés el teléfono. Y cada quien tiene que cancelar esa llamada. Y esa es otra, si no tenés tarjeta, si tu familia no te ha traído, te quedás sin poder llamar. 


Fotografía: Roberto Valencia
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miércoles, 14 de marzo de 2012

Pláticas con pandilleros (III)

  • Temas generales de la conversación: ingreso en una pandilla 
  • Fecha de la plática: 25 de octubre de 2011
  • Estatus del pandillero: retirado de la Mara Salvatrucha (MS-13); al momento de la entrevista está preso en el Centro de Inserción Social Sendero de Libertad, en Ilobasco, condenado a cinco años por extorsión
  • Otros datos relevantes: tiene 16 años de edad 

Ni hogar desintegrado ni extrema pobreza ni maltrato en el hogar. Este pandillero llegó a la pandilla siendo un niño, seducido por el fácil acceso a las drogas y al alcohol. En infinidad de colonias y comunidades de El Salvador, el way of life de los mareros sigue siendo un reclamo seductor.

—¿Cómo terminaste en la Mara Salvatrucha? 
—Son cosas que pasan… Yo hasta los nueve años vivía en Apopa, era un bicho de papi y mami, y comencé a caminar con unos locos de los dos números; pero cuando mi mamá se dio cuenta, me mandó para Quezalte, a casa de una mi tía…
—Y ahí te perdiste…
—Sí, pero no por ella. Vivíamos bien, en una urbanización llamada Esperanza, y ella estaba pendiente. Mi hermana mayor, que también se vino conmigo, estudia, y solo pasa del estudio a la casa, y ahí muere. Pero yo conocí un maje en la escuela, y con él comencé a tomar, el cigarro, la droga. A los diez me metí ya con pandillas…
—Y te brincaron…
—A los doce. Ahora lo veo mal. En la adolescencia todos empezamos a joder, pero ahí no era mi adolescencia. Me dieron casaca, y me comenzaron a enseñar droga, armas, dinero…
—¿Cuándo tuviste por primera vez un arma en tus manos?
—A los once…
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Más sobre este tema:
Fotografía: Álvaro López

martes, 31 de enero de 2012

Pláticas con pandilleros (II)


  • Temas generales de la conversación: accionar de las pandillas 
  • Fecha de la plática : 22 de julio de 2009 
  • Estatus del pandillero: al momento de la entrevista Neck es un activo del Barrio 18 preso en la Granja Modelo de Rehabilitación Pavón, en Fraijanes (Guatemala) 
  • Otros datos relevantes: Neck fallece el 26 de enero de 2010 como consecuencia de una caída desde un muro del penal en el que estaba recluido.


Neck nació en septiembre de 1979 en San Pedro Sula (Honduras), en el seno de una familia disfuncional. Con 12 años comenzó a vivir en las calles, a los 14 años le dieron la zapateada que lo convirtió en un integrante del Barrio 18, y cumplidos los 20 ya estaba condenado a 21 años de prisión por homicidio en grado de tentativa, robo agravado y amenazas. Estaba preso cuando conoció a la mujer con la que se casó. Ella tenía dos hijos –un hijo, una hija– de relaciones anteriores que Neck comenzó a tratar como si fueran propios. Así los llamaba: hijos. En una de las muchas ocasiones que lo visité en la cárcel, le pregunté hablaba con Jonathan, si le aconsejaba. Él –su hijo-hijastro– tenía la complicada edad de 13 años.

—Yo le hago ver todas las consecuencias que trae ser pandillero. Le doy consejos, ¿va? Sucede que… si no les aconsejás de lo que has vivido… porque hay muchos evangélicos y otras personas que aconsejan, sí, pero ellos tienden a predicar vidas que no han vivido, ¿mentendés? Vienen a predicar santos y unas grandes pajas que ellos ni han vivido, pero no ondas de la vida…
—Pero ahora hay predicadores que antes fueron homies.
—Sí, ¿pero sabés qué es lo que sucede? Uno los conoce, se los conoce desde años ¿mentendés? Que no han hecho nada; sí, hasta cierto punto han libado o han golpeado a alguien, pero nada risk ¿mentendés? Porque te lo voy a poner así: risk es despedazar a una persona, y eso ya es otra onda ¿mentendés?
—¿Y son poquitos en el Barrio los que hacen lo risk?
—Antes sí… Ahora, en estos tiempos, la mayor parte...
—¿Los bichos vienen cada vez más pelados?
—¿Sabés qué es lo que sucede, mentendés? De que ahora las reglas en el Barrio, te lo voy a poner así, ahora son más risk ¿ mentendés? Ya no te aguantan de que solo vengás y digás voy a hacer esto pero no lo hagás ¿mentendés? Ahora todos parejo.
Ahora todos parejo, dijo.


Fotografía: EV
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La historia de Neck fue publicada en una crónica titulada Jonathan no tiene tatuajes, que fue antologada en el libro homónimo editado en 2010 por la Coalición Centroamericana para la Prevención de la Violencia Juvenil (CCPVJ).

martes, 13 de diciembre de 2011

Pláticas con pandilleros (I)


  • Temas generales de la conversación: organización interna y evolución de las pandillas
  •  Fecha de la plática: 27 de junio de 2009
  •  Estatus del pandillero: un calmado de la Mara Salvatrucha (MS-13) que al momento de la entrevista trabaja para una oenegé
  •  Otros datos relevantes: fue brincado en la MS-13 en 1997; antes caminaba con la Mao Mao, una de las maras más influyentes en la primera mitad de la década de los noventa


La conversación está ya madura, atrás quedan casi tres cuartos de hora. En los últimos minutos el entrevistado ha repasado los orígenes de la MS-13 en El Salvador y ha recorrido su evolución –a grandes brochazos, obvio–, centrada sobre todo en los noventa, la década clave en el desparrame del fenómeno de las maras. Lo último de los que hemos estado hablando es de la terminología que usan los pandilleros para referirse a las personas de su entorno… 

—Una sola clica –pregunto–, ¿cuánta gente puede llegar a tener?
—Un chingo, hasta 40.
—Ahí estás contando a hainas (novias civiles, tienen prohibido llegar a las casas), a mascotas (niños de entre 8 y 11 años que apoyan de una u otra forma) y a aspirantes (los que llevan un tiempo caminando con pandilleros, ya les hacen paros, pero aún no han sido brincados)…
—No, esos 40 son solo los que pueden votar en el mitin.
—Hay mitin de clica y mítines generales, ¿no? ¿A esos llegan todos los miembros de todas las clicas?
—Casi todos. Fácil pueden juntarse 200 gentes.
—¿Todos votan?
—Sí, pero primero se discute, como cuando se prohibió hueler pega.
—Eso se prohibió y ¿sigue prohibido?
—Sigue.
—¿Qué pasa con las otras drogas?
—La piedra está prohibida, porque la mara mucho se prende. Lo que pasa es que la Mara se deforma, y ya pasó que un vergo de homies de la MS terminaron tirados en la calle, de piperos.
—¿Cuándo ocurrió eso?
—Al principio, como en el 91 o en el 92, pero también después, como en el 98. Y por eso está prohibido.
—Marihuana sí se permite…
—Hay mara que fuma, pero no se permite que se prendan así nomás. Con todas esas reglas se busca que la logística sea como en Estados Unidos. Allá de siempre han estado más organizados, con más orden. Acá el plan Mano dura (se lanzó en septiembre de 2003 por el ex presidente Francisco Flores) también inclinó a buscar esa forma.
—¿Antes no era tan necesario estar tan organizados?
—No.
—¿Qué cambió en concreto el plan Mano dura?
—Puta, después de eso fue que se puso renta a medio mundo. Antes era a puro robo.
—¿Ahora se roba menos?
—Ahora casi todo es renta y se cobra parejo.


Fotografía. internet

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