El taller Habilidades para la vida –para jóvenes en riesgo social– se realiza a diario en el aula más nueva de la Olla de la Soya, un especie de centro comunal ubicado en el mismísimo corazón del Jorge Dimitrov, el barrio más bravo de Managua. El aula es un lugar espacioso, en el que se agradecen los ventiladores taladrados al techo, lleno de fotos motivadoras. Asisten unos 30 jóvenes, y hoy lo conducen Sean y Megan, dos cooperantes estadounidenses.
La reunión se interrumpe cuando en la puerta asoman un grupo de turistas gringos y su traductor. Llegaron hace unos minutos en microbús, son una veintena, y dicen ser estudiantes de medicina y de liderazgo en el Augsburg College de Mineápolis. Llevan turisteando desde el domingo por Managua, en una modalidad que bien podría etiquetarse como Conoce-el-infierno-para-luego-no-quejarte-tanto. Han visitado el centro histórico, el mercado Huembes, un hospital público, una oenegé feminista… y ahora están cámara en mano en el Dimitrov, el barrio bravo de Nicaragua por antonomasia.
Tras unas palabras explicativas de Sean en inglés, se abre un turno de preguntas, pero los gringos no se animan. Tic-tac… segundos… tic-tac… incómodos… tic-tac… hasta que una pregunta rompe el silencio.
—¿Qué están aprendiendo hoy? –presta su voz el traductor a una de las turistas.
—Sobre la autoestima –responde un joven.
El traductor traduce. Murmullos…
—Más o menos ¿qué edades tienen en el grupo?
—De 15 a 29… –consensuan los jóvenes.
Más murmullos en ambos mundos…
—Any more questions? –se dirige el traductor a los suyos.
—…
—Are you good dancers? –eleva la voz una gringa, pura sonrisa.
—Ahhhh, ella quiere saber si hay buenos bailarines en esta sala…
Murmullos y risas. Luego, la despedida. Los turistas suben al microbús y abandonan, seguramente para siempre, el Dimitrov.
Fotografía: Roberto Valencia |
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(Esta es la versión de una escena incluida en un crónica titulada Barrio Jorge Dimitrov, que fue publicada el 9 de octubre de 2011 en la sección Sala Negra del periódico digital salvadoreño El Faro)
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