Desde febrero de 2009 que no estaba en el Zoológico Nacional. Demasiado tiempo sin saludar a Manyula, la elefanta. Hoy es 12 de agosto y la necesidad de un lugar discreto para entrevistar a una joven se convirtió en la excusa ideal para el rencuentro. Ahora, de hecho, estoy junto a su recinto, ofensivamente verde por la estación lluviosa, tomándole unas fotos que quizá sean las últimas. El director del zoo, Raúl Miranda, me ha dicho hace apenas unos minutos que está enferma, pero no se veía muy preocupado y hasta me ha hablado de los preparativos de la fiesta que le están preparando para octubre. Manyula, en efecto, la veo algo más delgada que la última vez, con más piel cayéndole sobre las patas traseras, pero aún camina con soltura. Vestido con un uniforme de empleado, se acerca un señor delgado y envejecido que más tarde me dirá que se llama Francisco Morán.
—Está enferma, ¿verdad? –le pregunto.
—Pues así se ve. Hace unos días que se ve ya malita. ¡La edad ya!
Morán da un paso al frente y eleva su voz rasgada.
—¡Vení vos! ¡Venga, paracá! ¡Vení! ¡Venga! ¡Feya!
Manyula camina junto al foso a 20 metros de nosotros. Al escuchar a Morán, levanta el moco (trompa) y golpea el extremo contra el cemento. Lo hace una, dos, tres veces. El resultado es un sonido seco y fuerte.
—¿Ve? Me responde. ¡Venga paracá! ¡Vení! ¡Venga! –la misma voz rasgada.
Manyula repite una y otra vez los golpes sonoros.
—¿Y eso lo hace por usted? –lo cuestiono, incrédulo aún.
—Es su respuesta.
—¿De hace cuántos años trabaja usted aquí?
—A trabajar –gira la cabeza y me mira por un instante– yo vine en el 73. ¡Feya!
Manyula comienza a caminar hacia nosotros a pasos lentos pero firmes, y sin dejar de dar golpes sobre el cemento. Morán se acerca a la malla.
—Hola, niña, ¿cómo estás? Dame la pata, dame la pata.
Manyula no le da la pata ni hace ademán de dársela, pero responde con un barrito y con más golpes secos.
—Es la respuesta que da –me dice Morán, la satisfacción en su mirada–. Y según los biólogos y los zoólogos, con las orejas, dicen, también dan respuestas, cuando las mueven.
—Le juro que me ha sorprendido usted. A la Manyu la he visto muchas, pero muchas veces, pero eso de dar golpes al suelo nunca lo había visto.
—Ya vio que desde allá se vino, ¿va? A mí bien me conoce.
—¿Y usted por qué cree que está hora tan enfermita?
—Pues primero… primero… por los años. Igual que el ser humano, pues, en la medida que uno envejece, pues todo va menguando.
Los años, pues. 58 desde que nació en algún lugar de la India. Más de 55 los que lleva en este país. Es uno de los elefantes asiáticos más longevos de todo el continente. Parece que por poco tiempo más.
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Pues la verdad es que tengo como 10 años de no ir al Zoologico nacional, pero realmente será un dia de luto cuando la pakiderma nos deje...
ResponderEliminarEstamos con vos, Manyu!!! Bonita cronica..
ResponderEliminarPobrecita Manyula, la verdad es que su edad complica mucho más su futuro, tengo pero años de ir al zoológico, desde que estaba en mi infancia, y me gustaría apreciarla aunque sea por última vez, pero quizás es mejor que la pobre deje de sufrir ya :(
ResponderEliminarjeje... me encanto ese de que cada comentario lo nombres como desahogo... y en efecto lo es..
ResponderEliminarfelicidades
Te extrañaremos!!!!!
ResponderEliminarManyulita... estas en el corazón de muchos salvadoreños de diferentes generaciones. Haz estado en tiempos de guerra, terremotos, cambios de gobierno. Cuanta gente te ha visto. Te queremos manyulita, ojalá te quedes con nosotros un poco más aunque sería injusto porque debes estar sufriendo.
ResponderEliminar¿Y como pueden olvidar de Alfredito el Hippo? que triste que los blogueros olvidaron de Alfredo.
ResponderEliminarManyula, te hemos llorado, gracias por habernos permitido a la moyoria de salvadoreños haberte conocido,!que emocion nos hiciste sentir de niños! cuando vimos a una elefanta tan grandeeee, gracias por hacer realidad nuestros sueños, te llevaremos siempre en los mas lindos recuerdos de nuestra niñez gracias elefantita bella,
ResponderEliminarCreo que es triste lo que le pasa a Manyula, pero las condiciones del zoológico van contra el sentido de la vida; sólo saber que pasa parte del Río más contaminado de El Salvador por su construcción es lamentable, si va existir un zoológico en el país que cumpla con las condiciones necesarias...
ResponderEliminarQue triste y gracias manyulita por sentirme bien cuandote visitaba :'(
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