Hoy es 10 de noviembre, miércoles, y en El Salvador hemos amanecido con una noticia que espantaría en cualquier sociedad sana. Acá no; acá para muchos de nosotros será motivo de celebración. En Ilobasco, una pintoresca ciudad situada al norte del país, a una hora de la capital, el fuego consumió el sector 1 del “Centro Alternativo para Jóvenes Infractores”, el lugar donde 43 jóvenes cumplían su pena. La presentadora menciona 16 fallecidos y 22 heridos en el recuento de víctimas, pero para el sábado ya serán 19 y 19 respectivamente, y a cinco de los convalecientes el fuego los consumió tanto que los médicos prácticamente los han desahuciado. Fue un cortocircuito, dicen, pero nadie abrió las puertas. Todos son pandilleros, integrantes del Barrio 18, una de las dos maras que siembran el terror sobre todo en los estratos más desfavorecidos de la sociedad. Casi todos ellos son asesinos, violadores o las dos cosas al mismo tiempo. Las pandillas tienen el repudio social, pero han hecho y siguen haciendo sobrados méritos para ganárselo.
Fotografía: Roberto Valencia |