Esta tuvo lugar el 13 de febrero de 2008, tras haber pasado el día entero escuchando quejas de los pescadores artesanales de la desembocadura del río Lempa, en confianza. Esta es una zona que en gran medida depende del punche, un cangrejo que supo hacer del manglar su hábitat, y que hoy día trata de sobrevivir a sus principales enemigos: el mapache y el ser humano. Hay poco que decir sobre a quién debe temer más.
—El mapache –habla José Mario Martínez– es listo. Cuando el punche está en la trampa, le hace así con una manita, mete la otra, y ya, saca el punche.
—Solo le hace falta fabricar las trampas, ¿no? –pregunto.
—Solo fabricarlas, sí… Pero son buenos los mapaches…
—…
—Yo, cuando los hallo, los mato y me los como asados, o en sopa.
—Y, aparte del mapache, ¿qué hay por aquí? ¿Venados?
—No, se los acabaron. Mire, cuando se dieron los Acuerdos de Paz aquí había una especie de venados... y se los acabaron los grandes, porque a veces nos piden a los pobres que respetemos el ambiente y los grandes no respetan.
—¿Los grandes?
—Los grandes, los cuelludos. Cuando acabó la guerra venían hasta siete y ocho tiradores en grandes carros...
—...A matar venados.
—Sí, a matarlos, y se llevaban cinco o seis. Este muchacho –señala a un hombre cuarentón que rápido asiente con una sonrisa– tiene una foto en la que hay tres venados colgados de un solo. A nosotros nos daban 50 pesos por arriarlos hacia donde ellos disparaban. Nos daban los 50 colones, y nos dejaban el animal después de quitarle las piernas, los brazuelos y el lomo. Y así mataron todo ese animalero que había.
—Cuche de monte, ¿queda?
—Nada.
—Lo más grande que queda, ¿qué es?
—Solo el mapache… y el gato de monte.
José Mario tiene mucho que decir sobre lo que ocurre en el Bajo Lempa. Tiene 50 años, es un punchero de la comunidad La Chacastera, en el municipio de Jiquilisco, y sus palabras, si bien se circunscriben a una zona concreta, ilustran por qué El Salvador está como está en términos medioambientales. Mal. Lo dice él, y lo dice también la Universidad de Yale (Estados Unidos), que en enero hizo pública su actualización del llamado Índice de Desempeño Ambiental. De entre los 149 países evaluados en todo el mundo, en el apartado de Hábitat y Biodiversidad El Salvador tiene a 140 encima y tan solo ocho debajo.
(Este relato es una versión mejorada de la entrada de un reportaje titulado Mucho que decir sobre los punches, publicado el 24 de febrero de 2008 en la revista Enfoques, del diario salvadoreño La Prensa Gráfica)
Solo por molestarte Roberto voy a hacer el comentario. El cangrejo es el rey del mangle. Decir que un cangrejo supo hacer del manglar su hábitat no es del todo correcto, sobre todo si se trata de un tema ecológico. Los cangrejos existen en la tierra mucho antes que las plantas de hojas anchas, como el mangle, y gracias a su trabajo de jardineros los mangles pudieron conquistar las costas. El mangle sin cangrejo no existiera, así como los cangrejos del mangle no existieran sin su bosque.
ResponderEliminarDisculpa que no firme el comentario, soy Mauro. Saluditos
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