—Buenos días, amables pasajeros. Vean lo que les traigo. Déjenme decirles que este producto no le contiene galleta, no le contiene maní. Le viene el cien por ciento de puro chocolate. Este producto el cual lo pueden encontrar en todo buen supermercado, y su precio a cancelar es de 30 centavos...
El joven levanta enérgico tres chocolatinas como si estuviera jugando naipes.
—…pero a mí no me va cancelar eso. Solo le pido una cora, y además por esa cora yo le voy a dar dos chocolates; dos chocolates se me está llevando por 25 centavos de dólar. Para que le pueda llevar al niño, a la niña, y vayan saboreando por el camino…
También tiene chicles Trident –dos por la cora– y una barrita de caramelos de mentol con eucalipto, pero los ofrece sin ganas, a la pasada, como si supiera que su producto estrella son las chocolatinas.
—Persona que desee llevar algo, que desee disfrutarlo, pasaré por cada uno de sus asientos. De antemano, muchas gracias y que dios los bendiga.
Fotografía: Internet |
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