Fue su amigo Salvador Barraza quien lo llevó hasta Calle Real, y en esa ocasión los acompañó Eugenia, la esposa. Ellos tres más los tres hijos de la pareja habían almorzado antes en la casa, habían visto juntos televisión y hasta había sobrado algo de tiempo para que el invitado durmiera un rato la siesta. Al cantón llegaron cuando faltaban unos minutos para las 4, justo para el inicio de la misa en la que confirmaron a un buen número de jóvenes. Al finalizar, hubo pláticas con los campesinos, entrega de víveres para el Hospitalito y se tomó alguna que otra fotografía con los recién confirmados.
Entre unas cosas y otras les atardeció en el cantón Calle Real. Se despidieron de los pobladores, se subieron al carro, Salvador lo puso en marcha y los tres regresaron a la casa familiar. Allí cenaron sin saber que sería la última cena.
Fotografía: Archivo Fundación Monseñor Romero |
-------------------------------------------------------
Este es un fragmento del perfil sobre Salvador Barraza incluido en el libro Hablan de Monseñor Romero (Valencia López, Roberto: Fundación Monseñor Romero, San Salvador, 2011).
Su legado vivirá por siempre
ResponderEliminarOrgulloso de pertenecer a esta comunidad pero más orgulloso de haberme casado con una de las bicha que posan junto a San Romero
ResponderEliminar