Este es un fragmento del perfil sobre el exdirector de Socorro Jurídico del Arzobispado, Roberto Cuéllar Martínez (Beto Cuéllar), incluido en mi libro 'Hablan de Monseñor Romero' (Fundación Monseñor Romero, San Salvador, 2011). Lo comparto ahora por la pertinencia: ayer se supo que el actual arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, decidió dar carpetazo a Tutela Legal del Arzobispado, una institución sin la que cuesta entender la historia reciente de El Salvador. Aquí el fragmento.
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Socorro Jurídico Cristiano nació en agosto de 1975 como una iniciativa adscrita al Externado de San José y bajo la coordinación del sacerdote jesuita Segundo Montes. El planteamiento inicial era simple: prestar asistencia legal gratuita a personas que no tenían cómo pagar un abogado y lograr al mismo tiempo que los jóvenes estudiantes de clases acomodadas se empaparan de la realidad. Trabajaron bajo ese lineamiento durante un año y medio, pero el asesinato del padre Rutilio Grande lo alteró todo. Solo Socorro Jurídico se atrevió a representar a la Iglesia católica y, tras superar sus recelos iniciales ante la inexperiencia de la mayoría de sus integrantes, Monseñor Romero terminó no solo aceptando el ofrecimiento, sino que vio tanto potencial en la oficina que a los pocos meses Socorro Jurídico Cristiano se convirtió en Socorro Jurídico del Arzobispado.
No fue un simple cambio nominal: el bufete para pobres mutó en un centro de promoción y defensa de los derechos humanos, tanto individuales como colectivos. Beto Cuéllar no tardó en asumir la dirección. Al año, entre las muchas y variadas labores de la oficina, estaba la elaboración semanal de un informe que recopilaba las violaciones e injusticias cometidas por el Estado y también por los grupos armados de todo signo político; ese informe era el insumo principal para el apartado de Hechos de la semana de sus homilías. Instituciones de reconocido prestigio internacional como la Federación Internacional de Derechos Humanos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Consejo Mundial de Iglesias, la Comisión Internacional de Juristas o Amnistía Internacional certificaron la labor de Socorro Jurídico.
— Es simple –dice Beto Cuéllar–. Romero tuvo en el respeto a la persona humana y en la protección legal de su pueblo dos de sus principales líneas de trabajo y, se lo digo sin jactancia, nosotros le hicimos el trabajo difícil, para que nunca jamás le pudieran reclamar que sus denuncias eran inventos. Él siempre nos decía: identifiquen a los fallecidos con datos precisos, con que haya un solo muerto el caso es contundente.
El asesinato de Monseñor Romero frenó el empuje, pero la semilla estaba sembrada. En 1982 surgió Tutela Legal del Arzobispado, y en 1985 se creó el Instituto de Derechos Humanos de la UCA. Beto Cuéllar está convencido de que en materia de derechos humanos Monseñor Romero fue un visionario, un pionero, un profeta. Lo reconoce como el primer procurador para la defensa de los Derechos Humanos que tuvo El Salvador… tres lustros antes de que naciera la institución.
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Puede leer y/o descargarse el libro 'Hablan de Monseñor Romero' (que incluye el perfil completo sobre Roberto Cuéllar) pulsando aquí.
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