sábado, 29 de junio de 2013

Chinear a un hijo de 11 años hasta la puerta del hospital


A inicios de octubre de 2012, a Gabriel, un muchacho de once años recién cumplidos que vive en una comunidad de la populosa colonia Zacamil, le dio dengue. Que en un país tropical –El Salvador– alguien padezca una enfermedad tropical no parece ser un hecho lo suficientemente poderoso como para que termine siendo, nueve meses después, la materia prima de la entrada de un blog que se edita en un país primermundista, por más que ese blog se llame Bajomundo. Si el dengue de Gabriel se ha agenciado este primer párrafo es por su madre. Después entenderán.

A Gabriel le dieron fiebres altas, se le fue el apetito y tuvo molestos dolores en las articulaciones, lo habitual en un dengue de la variedad clásica, la menos grave. La madre, en sintonía con el hecho de vivir en extrema pobreza, confió en que su hijo se repondría con unos días en cama y con la toma constante de líquidos. Pero no fue así, y la aflicción llegó cuando el debilitamiento de Gabriel fue tal que ni siquiera podía ponerse de pie.

  —Estaba despierto, pero bien decaído, y se le dormía todo el cuerpo –me dijo.
 
Cuarentona, la madre de Gabriel es madre soltera, como miles de madres en El Salvador, y tiene dos hijos más: Karina, que entonces tenía 17 años; y Gustavo, un pandillero de 24 que está preso en la cárcel de Ciudad Barrios. Por las mañanas ella vende chucherías en un improvisado puesto en la puerta de un colegio privado ubicado en el barrio San Jacinto de San Salvador, y esa es la principal fuente de ingresos familiar. En un mes en el que van bien la cosas, entre la venta y lo que logra rascar aquí y allá en ese hogar entran unos 140-160 dólares, sin aguinaldos ni seguridad social ni plan de pensiones, y en un país en el que en el súper un litro de leche cuesta $1.25; un kilo de cebollas, $1.30; un kilo de arroz, $1.20; y un kilo de pollo, $2.20.
 
El día en el que se complicó el estado de salud de Gabriel, madre no tenía en la bolsa ni siquiera tres dólares para convencer a un taxista de que los acercara a la puerta del Hospital Nacional Zacamil, situado a unos 500 metros de donde viven.
 
—Y viera cómo estaba, como que era pollo le agarró.
 
Afligida, la madre tomó a Gabriel en brazos –reitero: once años, no es muy alto y está delgado, pero once años– y lo llevó chineado hasta el hospital.
 
—Puro bebé lo llevé. Y al regresar mi mamá me preguntó: ¿hasta dónde lo aguantaste chineado? Ay, no me preguntés hasta dónde, lo importante es que lo llevé, le dije yo.
—¿Y hasta dónde lo aguantó? –pregunté yo también, picado por la curiosidad.
—Hasta la subida del hospital (para más inri, el hospital está en alto). Ahí lo tuve que bajar, descansé y luego lo cargué otra vez. Gabriel es pechito, pero pesa…
 
Reconstruyo en mi mente la imagen de la madre con Gabriel en brazos subiendo la cuesta del Hospital Zacamil, y me cuesta imaginar otra escena tan dura pero que a la vez condense tan bien dos ideas: lo que significa y supone la extrema pobreza, y el amor de una madre hacia su hijo.
 
Esta madre es la protagonista de ‘Yo madre’, la más reciente crónica de largo aliento que he publicado en la Sala Negra de El Faro. Invertí trece meses de reporteo para intentar conocerla a ella y, a través de ella, para intentar conocer siquiera tantito el mundo de la pobreza y la exclusión –el caldo de cultivo idóneo para la proliferación de las maras– en el que viven cientos de miles de salvadoreños y miles de millones de seres humanos en todo el planeta, un bajomundo de carencias y sufrimientos infinitos, pero en el que uno encuentra también una dignidad, una decencia y un entusiasmo por la vida que cuesta identificar entre los privilegiados de la humanidad que, por más que nos guste victimizarnos y quejarnos en Facebook y Twitter, somos todos aquellos que tenemos agua potable, electricidad, techo, ropa, internet y tres tiempos de comida garantizados.
 
Gabriel se recuperó del dengue. Todo quedó en un susto.
 
En lo estrictamente periodístico, la poderosa escena de la madre con su hijo enfermo en brazos camino al hospital ni siquiera la incluí en la crónica, a pesar de que es un relato que supera las 7,000 palabras. Es otra de las ventajas de apasionarse con una historia y un personaje; por lo general, uno termina con cientos de poderosas escenas entre las que poder elegir las que integrarán la crónica.
 
Quizá alguien haya llegado hasta aquí y se anime a conocer a Madre y su mundo >>> Yo madre.

Fotografía: internet
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(Este texto se publicó primero el 18 de junio de 2013 en Bajomundo, mi blog de la revista Frontera D, también bajo el título "Chinear a un hijo de 11 años hasta la puerta del hospital")

miércoles, 26 de junio de 2013

Un Estado que mete el dedo en el culo a sus madres


Madre sospecha que se convirtió en madre de un pandillero en la segunda mitad de 2006. Pudo haber sido distinto, pero no.

Abran… ¿De verdad es la Policía? Que aaaaaabran… Una madrugada la Policía se presentó en casa con orden judicial. Gustavo estaba ya encarcelado. Madre abrió la puerta antes de que se la botaran. Gritaron que buscaban armas y drogas. En la casa solo estaban Madre, su anciana madre y sus dos hijos. Se fueron sin nada, dejaron la angustia. Gabriel estuvo todo el cateo temblando y lloriqueando, agazapado ante la horda de uniformados malencarados y armados.

No solo eso. Como su secreto lo conocen contadas personas, a Madre le toca escuchar de todo en silencio. Que si los pandilleros –Gustavo– no tienen hígado, que si son desalmados, que si no tienen corazón, que ojalá un incendio los carbonice a todos. Un hermanastro que sí sabe le dice que lo deseche, que un hijo así no merece sacrificios.

No solo eso. Está la tortura hecha política de Estado en las cárceles.

―Ahora lo de los registros se ha calmado un poco, pero con los soldados era bien feo. Siempre nos desnudaban por completo. Dos veces me metieron el dedo, así como cuando te hacen la citología…

Uno imagina a su propia madre que, por algo tan razonable como visitar a un hijo, alguien le pide desnudarse, abrirse de piernas, le mete el dedo envuelto látex en su vagina o en su recto, y lo gira bruscamente para hallar chips, celulares, marihuana.

—Tuvieron un tiempo a una soldada que se la pasaba diciendo: “Todavía falta el montón de viejas putas”. Ella nos metía el dedo, y gracias a Dios que nunca me puso chulona a hacer flexiones. Una señora entró un día que ni caminar podía por las flexiones. Y otra vez, a una señora mayor le querían meter el dedo y dijo que padecía del colon. Pues no entre, le dijeron, y no pudo ver a su hijo.

El Salvador es un país que ha naturalizado las violaciones de los derechos humanos, que las ha institucionalizado. Un Estado que mete el dedo en el culo a sus madres. 


Fotografía: Roberto Valencia
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(Este es un fragmento de una larga crónica publicada el 17 de junio de 2013 en la Sala Negra de El Faro, bajo el título de 'Yo madre')


jueves, 20 de junio de 2013

¡¡¡La renta!!! Por favor...


Edwin Ernesto Velásquez, un activo de la clica Pinos Locos Salvatruchos de la MS-13 llegó el 28 de diciembre de 2005 a la casa de la Niña Magda, en una colonia de la zona sur de San Miguel, y dejó una hoja manuscrita que ella encontró en el garaje a eso de las siete y cuarto de la noche, junto a la llanta trasera de un taxi que había allí parqueado. Como Niña Magda no sabía leer ni escribir, se guardó la nota en una bolsa y, apenas vio a su sobrina, se la dio para que se la leyera. 

La nota decía así: “La Mara Salvatrucha X3. Bueno el motivo de este papel es para decirle lo siguiente: Niña Magda, de esta carta es que los miembros de la Mara queremos que nos de una renta de 300 dólares o sino le quiere entregar los entenderemos con usted o sino con sus trabajadores queremos esa renta el treinta por favor y sino y sino va ver la foto, este papel viene de la Milagro de la Paz, esta renta es por los taxi que tiene, no queremos que vaya a poner el dedo con la Policía por que sino nosotros actuaremos, mándela con unos de sus taxi por favor firma la Mara Salvatrucha, esperamos que nos cumpla. Soy El Firma Jefe de la Mara Salvatrucha, mándenos el billete con este taxi, por favor A-60***. Le agradeceremos”.

Tres ‘porfavores’ y un ‘leagradecermos’ . La educación que nunca falte. 

Fotografía: A. H.

jueves, 13 de junio de 2013

Segundo pronunciamiento a la nación de Raúl Mijango y Fabio Colindres


[Comunicado presentado por Raúl Mijango y monseñor Fabio Colindres, las personas elegidas por el Gobierno para negociar con las pandillas Mara Salvatrucha-13 y Barrio 18, que se concretó en la tregua puesta en marcha el 8 de marzo de 2012, hecho por el que han mostrado interés otros grupos delincuenciales con algún tipo de organización, como las pandillas La Mirada Lokotes 13, Mara La Máquina y Mao Mao, el colectivo de expandilleros, y grupos de privados sin adscripción a pandillas, llamados civiles. Este comunicado se hizo público en una conferencia de prensa el 11 de junio de 2013, en el marco de la restructuración integral del gabinete de seguridad] 
 
***

Los facilitadores del proceso de pacificación, monseñor Fabio Colindres y Raúl Mijango, considerando:

Acaban de cumplirse 15 meses (9 de marzo de 2012- 9 de junio 2013) de haberse iniciado en el país el proceso inédito de paz, ocasión precisa para hacer un alto y evaluar sus resultados, en qué contexto se encuentra y cuáles son sus perspectivas de desarrollo y evolución. 
  • Resultados: 
    • El resultado más evidente es el de haber parado la loca espiral de crecimiento que en materia de homicidios el país experimentaba para finales de 2011 y principios de 2012, que acumula la pérdida de 50,000 mil vidas de salvadoreños, y que alcanzaba ya un promedio de 14-15 fallecidos por día, 70 fallecidos por cada 100 mil habitantes y nos había colocado como el segundo país más violento de todo el planeta. 15 meses después, aquella realidad mediante este proceso de paz ha sido transformada radicalmente; desde sus inicios se produjo una reducción en la tasa de homicidios que se ha mantenido a todo lo largo del proceso en un promedio de 5.5 por día y bajamos de 70 a 30 los fallecidos por cada cien mil habitantes, y nos desmarcamos de la segunda posición de país más violento del planeta, a la posición 44 que nos coloca entre los promedios de violencia que experimentan otros países de América. En síntesis pues, la vida de más de 3,800 salvadoreños ha dejado de perderse hasta la fecha gracias a este proceso de paz; dicho en otras palabras 3,800 madres salvadoreñas no han tenido que llorar la pérdida de sus seres queridos. 
    • En una segunda fase del proceso, a la cual invitamos el 22 de noviembre de 2012, ya se han sumado 10 municipios que antes habían sido considerados como de mucha intensidad de violencia, siendo estos Ilopango, Santa Tecla, Quezaltepeque, Sonsonate, La Libertad, Apopa, San Vicente, Puerto el Triunfo, Nueva Concepción y Ciudad Delgado. En ellos se han suscrito “Pactos locales por la vida y la paz”, que son verdaderos pactos sociales en los cuales participan autoridades municipales, Gobierno central, iglesias, empresarios, representantes de pandillas con presencia en el municipio y otros representantes de comunidades y sectores sociales interesados en contribuir a la recuperación de la paz social. En los municipios mencionados habitan 797,024 salvadoreños que han comenzado ya a respirar un clima diferente de paz, pues en ellos el compromiso de las estructuras de pandillas con la sociedad es más profundo y se expresa en: 
      1. Reducir hasta erradicar todo tipo de práctica delictiva en el municipio. 
      2. Reafirmar localmente el pacto nacional de no agresión. 
      3. Entrega voluntaria de armas. 
      4. Permitir el libre acceso de los ciudadanos a sus territorios. 
      5. Contribuir con su organización social al desarrollo de los municipios. 
    • Sin haber disparado un solo tiro ni haber tenido que usar la fuerza bruta en requisas, gracias a la mediación, hasta la fecha se ha logrado que los privados y privadas de libertad de origen común y miembros de pandillas entreguen en diferentes centros cenales del país de forma voluntaria 985 ilícitos, entre los que se encuentran más de 300 teléfonos celulares y el resto armas hechizas. De igual forma, en tres diferentes gestos de buena voluntad, las pandillas salvadoreñas han hecho entrega voluntaria de 504 armas de fuego de diferentes calibres. 
    • Según cifras oficiales, otros delitos también han tendido a la baja, como es el caso de la extorsión que ya experimentó un descenso del 11%. 
    • Colateral al proceso, otro suceso sin precedentes también ha estado en desarrollo en El Salvador, como es la constitución de la “Iniciativa pastoral por la vida y por la paz”, que ha reunido, pese a sus diferencias confesionales, a iglesias de diferentes denominaciones y a obispos, sacerdotes, pastores y laicos en apoyo al proceso de pacificación. 
    • Por iniciativa de la Nunciatura Apostólica en El Salvador, la sociedad civil ha conformado a partir de enero de 2013 la Fundación Humanitaria que, con apoyo de la Unión Europea e Interpeace, se propone realizar un gran esfuerzo nacional para sumar apoyos del empresariado privado al proceso. 
    • Por gestiones de los facilitadores y el Estado salvadoreño, se cuenta con el acompañamiento de la OEA como observador y garante del proceso de paz y con una misión del CICR encargada de velar por los derechos humanos de las personas privadas de libertad. 
    • El Gobierno de El Salvador ha focalizado 33 millones de dólares para contribuir a la consolidación de los procesos de pacto social que se desarrollan en los municipios que se han sumado al proceso pacificador. 
    • Se ha logrado que por más de 15 meses toda la sociedad salvadoreña, ya sea a favor o en contra, se pronuncie en relación al problema de la violencia. 
    • Nos complace sobremanera el que esta iniciativa inédita de los salvadoreños este siendo ya replicada en otros países agobiados por la violencia, como es el caso de la hermana República de Honduras, que recientemente ha iniciado un proceso similar al nuestro.
  • Contexto actual del proceso y sus perspectivas de desarrollo y evolución. 
    • El que prematuramente se haya abierto el proceso eleccionario que culminará con las elecciones de febrero de 2014 se ha convertido en la principal dificultad que el proceso de paz enfrenta para una adecuada evolución y desarrollo. La complejidad de un proceso tan sui generis que aborda un tema igual de complejo es muy difícil de administrar sin que el factor político electoral lo infeste. Considerando lo anterior y para “salvaguardar las virtudes” de un proceso que representa la única oportunidad y opción viable para superar la grave situación de violencia que aún agobia a nuestro país, como ya lo demuestran sus contundentes resultados, los facilitadores hemos concluido que es momento de actuar con “Sabia prudencia” y la forma en que pensamos hacerlo será: concentrarnos en consolidar lo alcanzado hasta la fecha y consolidar los pactos locales en los 10 municipios ya sumados al proceso, e ir sumando otros según las condiciones lo vayan permitiendo y, sobre todo, darle mantenimiento al tema de reducción de homicidios, pues es la única acción que no podemos desacelerar dado el incalculable valor que la vida humana tiene para nosotros.
A fin de evitar confusiones, a los diferentes actores les llamamos a: 
  • A los privados y privadas de libertad les pedimos mantener la cordura y consolidar el ambiente de armonía que durante estos 15 meses hemos cultivado, a fin de mantener la estabilidad en los centros penitenciarios.  
  • A las pandillas MS-13, Barrio 18, Mirada Locos, Máquina, Mao-Mao y Retirados les pedimos seguir haciendo los esfuerzos de control y monitoreo para mantener la baja de homicidios y a consolidar los procesos de pacto social que ya fueron suscritos y los otros que se vayan sumando, a fin de convertir cada uno de esos municipios en verdaderas vitrinas de paz social. 
  • A la OEA, a continuar su misión de observador y garante. 
  • A la “Iniciativa pastoral por la vida y la paz”, a que continúen promoviendo la reflexión- oración y obra en procura de la recuperación de la paz. 
  • A la Fundación Humanitaria, a continuar su labor de concientización para el involucramiento del empresariado salvadoreño como parte también de la solución. 
  • A la cooperación externa les instamos a priorizar en sus apoyos a los programas de prevención y de reinserción de jóvenes, a fin de evitar que estos encuentren en la violencia una opción para sobrevivir. 
  • A los partidos políticos y sus candidatos presidenciales, les instamos a respetar el proceso por el alto carácter humanitario que tiene al permitir la reducción en pérdida de vidas de los salvadoreños. 
  • Al pueblo en general le pedimos nos haga llegar sus sugerencias para fortalecerlo e impedir que un proceso que tan buenos resultados ha arrojado se vaya a perder por falta de compresión y apoyo. 
  • Agradecemos los reiterados reconocimientos que el señor presidente de la República ha manifestado en relación a nuestro papel de mediadores y también al nuevo ministro de Seguridad, quien ha expresado su apoyo a la labor que realizamos. 
  • A los medios de comunicación, les informamos que los facilitadores nos limitaremos a brindar eventualmente un informe sobre el estado de avance del proceso.
El Salvador 11de junio de 2013. 

Foto. José Cabezas (AFP)
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sábado, 8 de junio de 2013

Amapolas


Cada vez que mi amigo Óscar Martínez dice la palabra 'amapola', sé que muy pronto dirá 'Los Zetas' o dirá 'crimen organizado' o dirá 'narco' o dirá 'cultivos ilegales' o improvisará una historia que contenga todas esas palabras y algotras más sonoras si cabe. Me cuesta digerirlo. La amapola para mí siempre ha tenido connotaciones positivas: son flores bellas, de un rojo pasión más vivo que la sangre, silvestres y solitarias; flores que de siempre he visto a millares en los anchos campos de Castilla en los que consumí los veranos de mi niñez y adolescencia; flores a las que el españolísimo Manolo Escobar dedicó el arranque una estrofa inmortal del Porompompero, aquella que dice que el trigo entre todas las flores ha elegido a la amapola. Incluso el intrañable bar junto a la puerta de la casa en la que viví mis primeros 20 años se llamaba –se sigue llamando– 'La Amapola'. Me resisto. Estas flores que ahora en junio se alzan altaneras entre los todavía verdes campos de trigo castellanos no merecen tan mala fama.

Fotografía: Roberto Valencia



martes, 4 de junio de 2013

Jon Lee Anderson piropea ‘Yo violada’


Me van a permitir una vez más el autobombo, aunque creo que pocas veces estará tan justificado. Esta entrada se limitará nomás a este mínimo párrafo introductorio y a la trascripción de las palabras del maestro Jon Lee Anderson sobre una mis crónicas, sobre ‘Yo violada’, incluida en Crónicas negras. Desde una región que no cuenta, el primer libro de la Sala Negra de El Faro, que acaba de salir a la venta editado por Aguilar. Jon Lee tuvo la gentileza de hacernos el prólogo y de ‘Yo violada’ dice esto: 

“Está también el que probablemente es el relato más conmovedor y memorable de esta colección: ‘Yo violada’, la historia de la joven Magaly, escrita por Roberto Valencia. Se trata de la vida de una chica que sufrió una violación masiva por parte de los pandilleros de su barrio, algo que, descubre Valencia, es un hábito ritual. Lo de Magaly es una experiencia más entre muchas. La mayoría no reportadas ni contadas. Se quedan ahí, ocultas en esos barrios olvidados a su suerte. El director de un colegio de la zona reconoce que sabe de lo sucedido, que conoce a algunos de los que lo hacen, que saben que pertenecen al poderoso Barrio 18 y que no tiene ni el poder, ni el coraje, ni la temeridad necesaria como para denunciarlo. ‘Yo violada’ parece ser la metáfora más visceral de una sociedad sofocada, que no logra imponer la autoridad moral, porque no la ampara un estado de derecho. El impacto de esta crónica es muy fuerte, casi desolador”.

Amén. 

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