viernes, 5 de octubre de 2012

¿Crónicas mareras?

El pasado 29 de septiembre subí esta fotografía a la página Facebook de este blog.


Fotografía: Roberto Valencia
La había tomado dos días atrás en una visita que, como periodista, hice al centro penal de Ciudad Barrios, un campo de concentración en el que malviven más de 2,500 pandilleros de la Mara Salvatrucha-13; entre ellos, sus principales cabecillas.

Cuando la vio, una persona compartió la imagen en su muro de Facebook y le añadió este texto, que transcribo literalmente: “A mi se me hace que estos de cronicas guanacas, son mareros los que administran la pagina... ucha como los ensalsan a los mareros...”

Yo marero. Si eso concluyó con esa imagen. ¿Qué pensaría de esta otra, que ya me brincaron?


Fotografía: Pau Coll
Admito que Crónicas guanacas da demasiado espacio a las maras como temática –repito: como temática–, pero contra eso poco puedo hacer trabajando como trabajo en Sala Negra de El Faro, donde desde hace casi dos años mis dos asignaciones prioritarias han sido precisamente pandillas y centros penales. He estado en la calle con pandilleros, en las cárceles, he quedado en Metrocentro con líderes, he ido al entierro de uno, he almorzado con ellos y hasta fui de acampada al lago Atitlán con uno.

Muchos se escandalizarán, lo sé, pero tengo la convicción de que el acercamiento es imprescindible para sumergirse en un problema tan complejo como este, tan enrevesado. Las decisiones más sensatas se toman desde el conocimiento, y la aspiración es que lo que escribo brinde a los lectores precisamente eso: conocimiento. 

No se trata de connivencia ni de síndrome de Estocolmo. Esa cercanía es la que, creo yo, permite airear historias como esta: Yo violada.

En fin, cada quien, de eso se trata…

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