martes, 29 de mayo de 2012

Hot-dog sin dog

Don Jesús –nacido en la comunidad Quiñónez de San Salvador, 57 años, deteriorado prematuramente– llega todos los días a media mañana con su carrito a rastras al centro comercial España, un inmueble que suena más que lo que en realidad es. Es un edificio de dos alturas ubicado en el centro de San Salvador, sobre la 13.ª calle oriente, a dos cuadras de la sede central de El Diario de Hoy, y la etiqueta de centro comercial bien podría ser sustituida por la de centro de oficinas de poca monta. Buena parte de los locales están vacíos, pero aún hay el movimiento necesario para que don Jesús crea que es un buen lugar para vender.

—Yo antes vendía casetes, como 12 años estuve vendiendo casetes yo. A las fábricas iba, al Plan de la Laguna sobre todo, con mi ataché, mi maletín, y a 15 colones los daba… pero cuando empezó el cidí, el casete pronto lo botaron. Y en el 98 empecé con esto otro…
—¿Y no le entró a los cidís usted?
—No, empecé con esto otro…

Esto otro es el pequeño y destartalado carrito con el que en los últimos 14 años don Jesús se ha ganado la vida. Tiene un letrero harto explícito: Hot Chili Dogs. Cada día, me dice, vende unos setenta u ochenta de sus peculiares hot-dog, una parte aquí, en el dizque centro comercial, y la otra frente a una escuela, en la tarde.

—Rico, ¿va? –me pregunta cuando me entrega el segundo que le compro.
—Umm –asiento y sonrío, pura educación–. Y usted, cuando empezó con esto, también los vendía en colones, ¿no?
—Sí, a tres colones colones los vendía, pero fueron subiendo.

No tanto para haber 14 años y una dolarización de por medio. El principal –el único– atractivo de los hot-dog de don Jesús hoy es su precio: cincuenta centavos de dólar cada uno, cuatro colones y fichas. El pero es que no tienen salchicha. Son solo el pan francés largo y estrecho, relleno con abundante curtido y chile al gusto, y recubierto con salsas de colores varios. Suficiente para matar el hambre.

Fotografía: internet

jueves, 24 de mayo de 2012

Barrio Jorge Dimitrov

Sobre la Pista de La Resistencia, uno de los ejes viales más transitados de la capital nicaragüense, se alza imponente una estatua de seis metros de altura que se trae un aire al Cristo de Corcovado de Río de Janeiro. Ubicada en medio de una gran rotonda, levanta sus brazos como si se dispusiera a abrazar a alguien, pero un chascarrillo regado por Managua dice que no, que los tiene levantados porque lo están atracando. Ni Cristo se libra de los asaltos en las inmediaciones de esa rotonda, la rotonda de Santo Domingo, donde empieza y termina el barrio Jorge Dimitrov.

Cuando a un nicaragüense se le pregunta por las colonias más conflictivas de su capital, por esas que nunca visitaría de buena gana, se suceden nombres como Villa Reconciliación, el Georgino Andrade, Las Torres o el reparto Schick, pero es el barrio con nombre de vodka barato, el Dimitrov, el que siempre aparece en todas las respuestas. ¿Un estigma generalizado entre quienes nunca han puesto un pie aquí? Seguramente también haya algo de eso, pero los mismos vecinos se saben residentes de un lugar especial, pecaminoso, casi maldito, el barrio nicaragüense violento por antonomasia.

Quizá en verdad lo sea. 

***
 
Las instrucciones que ayer me dio por teléfono José Daniel Hernández sonaron tan sencillas como un mensaje cuneiforme sumerio: de la rotonda Santo Domingo una cuadra al lago, de ahí otras dos cuadras abajo y 75 varas al lago, y pregunte por la casa comunal. Vaya en un taxi de su confianza, apostilló. Pero los taxistas rehúyen el Dimitrov. Dicen que mucho asaltan, que no merece la pena arriesgarse por los 30 o 40 pesos (menos de dos dólares) de una carrera... Muchos prefieren perder al cliente. Tres he parado esta mañana antes de que uno haya aceptado a regañadientes llevarme, y la plática durante el trayecto ha sido sobre la leyenda negra que el barrio aún tiene entre el gremio. Algo parecido sucederá el resto de días.

Es julio y es martes, pasan las 2 de la tarde. Nubes grises cubren Managua pero esperarán a que anochezca.

José Daniel tiene 57 años, seis hijos y la piel tostada como un hombre de campo, aunque vive en el Dimitrov desde que se fundó. Combatió por la Revolución –estuvo en el Frente Sur a las órdenes de Edén Pastora, el Comandante Cero en la toma del Palacio Nacional–, pero ni la militancia guerrillera ni su lealtad al Frente Sandinista y a Daniel Ortega le han permitido prosperar lo suficiente como para irse del barrio. Yo aquí soy el responsable de infraestructura de la comunidad, me dice al nomás conocernos. Tener un rol en la comunidad, por pequeño que sea, parece ser motivo de orgullo en Nicaragua.

—Tengo que visitar a una señora a la que un árbol le cayó en la casa –me dice–, ¿me acompaña?

El Dimitrov es un barrio ofensivamente pobre, de esos en los que hay familias que ni pueden pagar la caja cuando alguien fallece. En casos así la comunidad provee. Dice José Daniel que con los años se ha perdido mucha de la genuina solidaridad entre vecinos, pero algo queda, y sin pretenderlo ahora se dispone a interpretarlo.

—¿Ve? –dice José Daniel al llegar a la casa de Angélica, en la que vive con su esposo y tres hijos pequeños–. El ventarral de ayer botó el palo de mamón sobre la casita y la desbarató –y en efecto, una casucha desbaratada–. Es una familia humilde, pero ya hemos pedido el material para hacer la casa a la señora.
—¿Y quién da esa ayuda?
—La alcaldía ha regalado las láminas. Llamamos al distrito, vinieron ayer mismo y nos dijeron: mañana traemos el material. Y ¡bang! Aquí está. Y ahora le ayudaremos a colocarlas. A mí me toca andar en estas vainas.

El improvisado paseo prosigue.

El Dimitrov es descomunal: 21 mil almas, según el letrero de la municipalidad ubicado en una de las entradas. Bajo una maraña de cables se amontonan las casas, una tras otra, sin que haya dos iguales. Las hay de dos plantas, bien repelladas, algunas hasta con su pedacito de acera. Las hay también que son un montón de láminas ensambladas de mala manera, o hechas con desechos. Pero todas –todas: las plantosas, las dignas, las míseras, las infrahumanas– tienen en común que cuentan con algún mecanismo de defensa: vidrios rotos que coronan muros, rejas con soldaduras toscas en puertas y ventanas, el recurrente alambre de púas retorcido y oxidado... Las calles anchas son las únicas que conocen el pavimento, pero apenas pasan carros y se echa en falta lo demás: buses, paradas, semáforos, bancas, aceras… Las calles más estrechas de este laberinto, la mayoría, son de tierra, lo que intensifica la sensación de abandono.

—De tres meses para acá está más calmado, casi ni se escuchan balazos. Siempre hay muchachos que siguen robando porque es el billete más fácil… Si viene usted solo por aquí, lo agarran, le ponen la pistola y le quitan las cuestiones. Pero hace un año era peor, ahora se ha calmado…
—¿Y a qué lo atribuye usted? –pregunto.
—Pues a que los pandilleros más dañinos están presos, se les han recuperado todas las armas, y bueno, porque la comunidad ya no aguantaba y comenzó a bombiar. Así se le dice aquí a señalar: fulano en tal parte esconde tal cosa, fulano en tal parte esto otro, fulano esto, fulano lo otro…

La comunidad ya no aguantaba, dice. La comunidad.

Fotografía: Roberto Valencia

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(Estas son las dos escenas iniciales de una  larga crónica titulada Barrio Jorge Dimitrov, que fue publicada el 9 de octubre de 2011 en la sección Sala Negra del periódico digital salvadoreño El Faro)


sábado, 19 de mayo de 2012

Gangster Fury o la furia criminal

La música terminó, y José Alberto Menjívar Quintanilla se llevó el micrófono a la boca para las palabras de despedida: “Este mensaje nos ayuda a que todo esto traiga paz en el mundo, en el país, en El Salvador. Vamos a poner nuestro granito de arena, poco a poco, pero lo vamos a lograr”. Después, aplausos, satisfacción.

Hasta aquí, todo relativamente normal; esas palabras, ese mensaje, encajarían a la perfección en el cierre de un culto o de un concierto benéfico. Pero no. Menjívar Quintanilla cumple una pena de 70 años por un doble homicidio. Los dos cantantes que lo acompañan también son privados de libertad, el escenario es una oscura esquina de un patio del Centro Penal de Quezaltepeque (La Libertad), el telón de fondo en un esmerado e intimidante grafito de la Dina Locos (curiosamente, la misma colonia en la que el expresidente Francisco Flores lanzó el Plan Mano Dura en 2003), y el público lo integramos varios centenares de homicidas, ladrones, periodistas, extorsionadores, violadores, un exdiputado y un obispo; algunos verdaderos lienzos andantes.

La escena es de las que no se ven todos los días.

Menjívar Quintanilla –de 25 años, preso desde los 19– es la voz principal de Gangster Fury (la furia criminal, en una traducción muy libre), pero el grupo lo integran también Óscar Alirio Montano, de 24, y Mario Ariel Hernández Aranda, de 20.

Los tres son pandilleros activos, de la facción de los Revolucionarios del Barrio 18, cumplen condena en el centro penitenciario de Izalco (Sonsonate), y hace tres meses comenzaron a componer. Le apuestan al hip-hop, el género urbano por excelencia, y tienen ya material suficiente para sacar su propio disco; de hecho, no sería tan raro que algo así ocurriera. Al final entenderán.

El miércoles 2 de mayo, las pandillas Mara Salvatrucha (MS-13) y las dos facciones del Barrio 18 hicieron público un segundo comunicado conjunto, en el que anunciaron que declaraban los centros educativos como “zonas de paz”, y anunciaban la suspensión del reclutamiento forzoso de jóvenes.

Después del anuncio, Gangster Fury ofreció un miniconcierto de tres rolas: la tercera en sonar fue Madre mía, dedicada –obvio– a las madres; la segunda, Niño pobre de la calle, trata sobre las familias disfuncionales y la niñez desamparada, “inspirada por la gente pobre de mi lindo El Salvador”; y la que abrió el show, bautizadaReflexión, que aborda el proceso de distensión iniciado el 8 de marzo, cuando el gobierno accedió a trasladar a los principales líderes pandilleros a penales con medidas de seguridad más bajas, y esto activó la tregua entre las dos pandillas que ha permitido que los homicidios que se cometen cada día bajen de un promedio de 14 a cinco.

La letra, en un tono eminentemente esperanzador y sin rehuir de la autocrítica, cita de forma expresa a personajes como el obispo castrense, Fabio Colindres, y el exdiputado Raúl Mijango (considerados ambos los facilitadores de este proceso), pero también se refiere al presidente de la República, Mauricio Funes.

Yo estuve presente en Quezaltepeque, grabé las canciones con una rudimentaria grabadora de periodista, y aquí comparto una de ellas, Reflexión, por su estricto valor informativo. hice el esfuerzo por transcribir toda la letra, literalmente, pero algunas palabras me han resultado ininteligibles, por lo que en su lugar aparecen asteriscos.



***



Tenemos que pensar, que andábamos muy mal
y que vino el padre Fabio y nos hizo reaccionar
para echar a andar un proyecto productivo
vivir nuestro futuro en un mejor sentido

Esta es la palabra de la experiencia
viene desde arriba con toda potencia
reventando cadenas de esta gran violencia
agarrado de la mano, mi hermano, ten conciencia
te pido no juzgarnos, ten un poco de paciencia
porque la paciencia es la madre de la ciencia

Gracias a mi Dios y a Raúl Mijango
porque con su ayuda nos sacó del fango
y ahora el gobierno se anda preguntando
si esto es real o estamos bromeando (2)

Joe, Gangster Fury
Somos gangster, y vamos pa’lante
tirando la semilla y cosechando la verdad
quitando las barreras que nos puedan estorbar
pues lo hago por mi gente que quiere vivir en paz

Esta es la hora de poderles expresar
gracias a mi padre que ha venido a visitar
a todos estos jóvenes, para hacerlos cambiar
que sean libres de presión, ante la sociedad
que todos los derechos sean con imparcialidad
pa’ que este país tenga una prosperidad
tenemos que ayudar, para no desmayar
y pedirle a nuestro Dios una capacidad
que todo lo que hagamos no vaya a fracasar
pues estamos bien confiados que Él nos va a ayudar
con todo este problema que tenemos que enfrentar

Esto va pa’rriba, con gran velocidad
agárrate muy fuerte, que te pueden llevar
representamos bien de lleno, de nuestro bienestar
no importa lo que surja, lo vamos a ignorar
con tal de estar muy bien, lo miraremos bien
se nos cruce en el camino, estropeando este destino (2)

Joe, Gangster Fury
Somos gangster, y vamos p’adelante
tirando la semilla y cosechando la verdad
quitando las barreras que nos puedan estorbar
pues lo hago por mi gente que quiere vivir en paz
pues lo hago por mi gente que aborrece la maldad

Virgencita, madrecita, de corazón te damos gracias
por parar tanto homicidio y que no haya una desgracia
has tocado a una persona pa’ podernos ayudar
durante mucho ***** que desechen la maldad

Fuimos parte de este juego, los errores son humanos, los vamos a erradicar
hoy estamos en lo bueno, pa’ ponerlo a predicar
llevando simplemente a las buenas personas que nos vienen a ayudar
repartiendo este mensaje, como Mauricio Funes, ayudando a El Salvador
no importando lo que pase… aprovechando la ocasión
a mi linda gente de mi tierra El Salvador
le pedimos un perdón por pelear, llorar y enterrar amargamente a su angelito amado
por errores cometidos en la vida que ha pasado
ahora entendemos de que estábamos cegados

Gracias a mi Dios por el perdón que nos ha dado
Gracias a mi ***** por habernos perdonado

Somos gangster, y vamos pa’lante
tirando la semilla y cosechando la verdad
quitando las barreras que nos puedan estorbar
pues lo hago por mi gente que aborrece la maldad…


***

Concluida la actuación, el obispo Colindres tomó el micrófono: “De las cárceles de El Salvador ha salido mucha muerte, mucho dolor para la nación, pero también esta tarde hemos podido constatar otra cosa: también aquí podemos encontrar mucha posibilidad de futuro, mucho talento, de tal manera que yo quiero suplicar a los medios que suban a Youtube lo que acaban de ver hoy, para que el país y el mundo sepan que, si bien en las cárceles hay dolor y muerte, también hay grandes talentos, grandes posibilidades y jóvenes que tienen futuro. En nombre de Dios, quiero pedir a la sociedad salvadoreña, y al mundo, una oportunidad humanitaria para los jóvenes que constituyen los grupos pandilleriles”.

Después, el obispo Colindres, el exdiputado Mijango y los tres integrantes de Gangster Fury posaron para camarógrafos y fotoperiodistas. Y Mijango, sin querer queriendo, se destapó con un anuncio:

—Los vamos a apoyar a ellos, para que graben su disco. Es un compromiso de monseñor y yo…
—¿Está hablando en serio? –pregunté, incrédulo y muy serio.

Y el obispo Colindres y el exdiputado Mijango me miraron y asintieron al unísono.


Fotografía: Edu Ponces
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(La primera versión de esta nota fue publicada originalmente el 7 de mayo de 2012 en Sala Negra de El Faro, bajo el titular Pandilleros encarcelados crean un grupo de hip-hop y le cantan a la tregua. Para leerla en su integridad, puede pulsar aquí).


martes, 15 de mayo de 2012

Pláticas con pandilleros (V)

  • Temas generales de la conversación: el ingreso en la pandilla 
  • Fecha de la plática: 26 de abril de 2012 
  • Estatus del pandillero: es un pandillero que se presenta como un “retirado” de la Mara Salvatrucha (MS-13), desvinculado completamente y amenazado de muerte; a la vista de los pandilleros activos es un peseta, un traidor. Vive en la casa de un pastor de una iglesia evangélica, se ha convertido, y trabaja en una maquila 
  • Otros datos relevantes: tiene 30 años al momento de la entrevista y fue brincado a los 15
Los pandilleros en general son reacios a hablar de las interioridades de la pandilla, y esa actitud –que es regla de funcionamiento escrita– está mucho más acentuada en los activos. Para hablar de su barrio, de la clecha, lo recomendable es hacerlo con un calmado o, mejor aún, con uno completamente desvinculado de la pandilla. Ricardo está en esa situación: él rompió de forma abrupta con la Mara Salvatrucha y hoy su vida es una eterna huída.
—Al principio, cuando uno comienza a relacionarse con una pandilla, ellos le ofrecen a uno ayuda, ayuda en muchos aspectos, ¿va? Económica sobre todo: aquí vas a estar bien, aquí estamos nosotros, somos hermanos, somos una familia, nosotros te apoyamos…
—Y puros, y guaro… ¿no?
—También, pero yo nunca le he hecho a eso… en serio.
[…]
—¿Tú en qué clica estabas?
—Eso ahora no lo puedo responder, pero yo llegué a ser líder de una clica, desde afuera como estando preso en Chalatenango y luego en Quezaltepeque. Y sí, uno puede obtener todo lo que uno quiera, pero más sin embargo, pero aun haciéndolo, recibiendo lo ilícito y todo eso, siempre en mi mente y en mi corazón estaba: hey, esto no está bien… Parece como si estuviera diciendo lo contrario que dije de primero, ¿va? Que el apoyo y todo eso. Pero es que en mi mente no podía caber eso de que… Sí, está bien el apoyo, pero de una manera quizá diferente…
—Y si tienes eso tan claro ahora, ¿cómo te explicas que 15 años después de haber entrado tú la pandilla sea cada vez más grande?
—Sí…
—¿Por qué eso que tú ahora ves tan malo sigue seduciendo a tanto joven?
—Yo creo que quizá la razón más fuerte para que un niño o un joven quiera entrar es porque al pandillero lo ve bien vestido, con dinero y quizás hasta con cipotas ahí, ¿va?
—Ya he escuchado antes eso de que muchas jovencitas ven con buenos ojos a los pandilleros.
—Exacto, a uno le va mejor con las cipotas siendo pandillero, pero otra de las razones, y diría yo que en mi caso personal fue la principal, uno de los atractivos fue porque yo no tenía nada. Muchos jóvenes no tienen nada en casa. Nada. No hay qué comer, no hay qué vestir, no hay que ponerse de zapatos, quizá ni yinas. Entonces, ellos ven aun pandillero bien vestido, que maneja bolas, y dicen: hey, sí…

Fotografía: Roberto Valencia
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Más sobre este tema:



sábado, 12 de mayo de 2012

Segundo comunicado de la MS-13 y el Barrio 18

[El 2 de mayo de 2012 tuve la suerte de estar presente en el centro penal de Quezaltepeque (La Libertad) cuando la facción de los Revolucionarios del Barrio 18 leyó –en nombre de la Mara Salvatrucha y de todo el Barrio 18– el segundo comunicado conjunto desde que inició el histórico proceso de diálogo entre las dos pandillas y el Gobierno de El Salvador. Publiqué una nota en El Faro con lo fundamental de los anuncios realizados, pero, dada la importancia que a mi juicio tiene el comunicado, me he tomado la molestia de transcribirlo en su totalidad, para que quede constancia de todo lo que se leyó aquella calurosa tarde en la referida cárcel.]


*** 

Los voceros nacionales de la Pandilla 18 y de la Mara Salvatrucha (MS-X3) al pueblo salvadoreño nuevamente hacemos saber:

  1. Que a 54 días de haber tomado la decisión de cesar la confrontación entre nosotros mismos y demás medidas anunciadas en un comunicado anterior, el país ha experimentado una sensible baja en la tasa diaria de homicidios y lesionados por causas de violencia, lo cual confirma nuestra posición de que podemos ser parte de la solución del más gran problema que agobia a la sociedad salvadoreña. 
  2. Reiteramos la firmeza de nuestra decisión y del valor de la palabra que hemos comprometido ante los facilitadores y el pueblo en general, por lo que estamos haciendo nuestra mejor esfuerzo en darle continuidad, sostenibilidad y buscar reducir aún más lo alcanzado hasta hoy; por tal motivo, no nos dejaremos provocar por aquellos que desde la oscuridad están empeñados en hacer fracasar este proceso histórico, con acciones de sabotaje y atentados contra las familias de algunos de nosotros, hechos que condenamos y demandamos su esclarecimiento. 
  3. Saludamos la iniciativa presidencial de convocar a un gran pacto nacional para atacar las causas estructurales que motivan la guerra social. 
  4. Agradecemos todas las manifestaciones sociales que nos están otorgando el beneficio de la duda a la solicitud que hemos hecho de que se nos permita ser parte de la solución. 
  5. A todos nuestros miembros de la libre y a los privados de libertad les agradecemos por el apoyo, la confianza y la disciplina con la cual han acatado nuestras disposiciones de no saltarse las bardas de los territorios, evitando toda provocación y les reiteramos que las estamos tomando por considerar que son de gran beneficio para el país, nuestras familias y nosotros mismos, y les reafirmamos que en este proceso histórico nadie está traicionando a nadie. Todo lo contrario: lo estamos haciendo en beneficio de todo el pueblo salvadoreño, del cual también nosotros somos parte. 
  6. Con el propósito de confirmar nuestro compromiso de contribuir a la pacificación de El Salvador, hemos considerado hacer un segundo gesto de buena voluntad, el cual consiste en declarar todos los centros escolares del país, públicos y privados, como zonas de paz; es decir, ya no serán considerados como zonas en disputa territorial, lo cual permitirá que alumnos y maestros puedan desempeñar sus actividades educativas con toda normalidad, y los padres de familia se liberen de toda preocupación cuando envíen a sus hijos a la escuela. 
  7. Asimismo declaramos que, en adelante, quedan abolidas todas las formas de reclutamiento involuntario de personas menores y mayores de edad en nuestras filas. 

El Salvador, 2 de mayo de 2012.



Fotografía: Roberto Valencia

martes, 8 de mayo de 2012

Luces, cámaras, ¡operativo policial!

El desenlace  

Viernes, 27 de abril, 2:12 a.m. Parque Libertad, Santa Ana.

La plaza central santaneca quizá sea la más bonita de El Salvador, incluso de madrugada. En la parte central, entre árboles y zonas ajardinadas, hay un coqueto y bien iluminado quiosco, pero lo que singulariza este parque, y lo vuelve inigualable, es el conjunto monumental que la bordea: al oriente, la catedral; al poniente, el edificio de la alcaldía municipal; y en el costado norte, el espléndido teatro, inaugurado hace más de un siglo. Parece que en Santa Ana la actuación está muy arraigada.

Ayer jueves, la Policía Nacional Civil (PNC) convocó a los medios de comunicación para el gran operativo de hoy, uno de esos en los que los agentes botan puertas y entran en las casas fusil en mano. Estos actos suelen finalizar con la presentación de los detenidos, y en esta ocasión, en vez de hacerla en una delegación, el jefe de la Región Occidental de la PNC, el comisionado Douglas Omar García Funes, y el jefe de la Delegación de Santa Ana, el comisionado Julio César Marroquín, han elegido como marco el parque Libertad.

La primera caravana en llegar a la plaza, hace no más de 20 minutos, es la que estuvo en el cantón Tablón Matazano, la elegida para ser cubierta por los periodistas. Traen en dos pick ups a tres supuestos pandilleros, uno de ellos vestido con suéter claro. Casi al mismo tiempo, por otra esquina de la plaza aparece, también esposado con las manos en la espalda, una pareja de policías que escolta a otro pandillero, este con la MS tintada en el rostro. A los cuatro los sientan en el suelo. Las cámaras echan humo.

El comisionado Marroquín da las primeras declaraciones oficiales a los medios: “Sí, puedo decirles que vamos en un 75-80% de efectividad en cuanto a todas las órdenes de captura que nos emitió la Fiscalía General de la República (…) Hemos golpeado a las clicas: a la Stoner y a la de… Ele Ese, ¿verdad?”

En los próximos minutos seguirán llegando más jóvenes esposados y escoltados, primero de a poco, y al final una camionada entera. Al final se juntan 32, algunos pocos descamisados a la fuerza para mostrar sus ostentosos tatuajes alusivos a la Mara Salvatrucha (MS-13). Es, en teoría, el resultado del ambicioso operativo coordinado por la PNC y la Fiscalía. La foto del éxito.

Pero no.

Basta acercarse a los jóvenes y preguntarles respetuosamente para darse cuenta de que los detenidos esta madrugada son minoría.

—Yo llevo ya dos noches ahí encerrado, y por gusto, por resistencia –dice uno de ellos.
—Igual yo –agrega el compañero con el que comparte esposas–. Por resistencia, pero ¿resistencia de qué? Si yo bañándome estaba en mi casa cuando me fueron a traer.
—¿Y me podrían dejar el teléfono de algún familiar para verificar lo que me están contando? –pregunto.
—Vos periodista sos, ¿va? Pues deberías ir a ver las bartolinas de acá, del 911, que ahí ni comida nos dejan entrar, ni bebida ni ropa.

Cuesta asimilar lo que me están contando.

—A ver, a ver, a ver, que me quede clara esa onda –les digo–. Ustedes han estado otras veces en bartolinas, y ahora en el operativo los han vuelto a detener de nuevo…
—No’mbre. Que nosotros estábamos ahí adentro y en la mañana se nos cumplen los tres días ya. Hoy vamos a salir libres, pero más tarde. Y ahorita nos han traído aquí solo para hacer la propaganda.

Siete u ocho jóvenes me confirman que la mayoría de los que están ahora sentados en el parque Libertad, presentados como el fruto del ambicioso operativo nocturno, llevan en realidad varios días en las bartolinas del Sistema 911 de la PNC.

El olor característico del hacinamiento también los delata.

Fotografía: Edu Ponces
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(Este es un fragmento de una crónica ligera homónima publicada el 29 de abril de 2012 en Sala Negra de El Faro. Para leerla en su integridad, puede pulsar aquí).

sábado, 5 de mayo de 2012

Déjà vu

Cualquiera que siga siquiera esporádicamente este blog sabrá de la admiración que siento por la figura, el testimonio y el ejemplo de Monseñor Romero, de quien puedo decir que lo conozco relativamente bien por el vasto reporteo que tuve que realizar para escribir el libro de perfiles Hablan de Monseñor Romero. Supongo que ese bagaje es el que hizo que el miércoles 2 de mayo tuviera algo muy parecido a un déjà vu al escuchar a otro monseñor (este con minúscula) una frase que a mí me sonó profundamente romeriana.


“En nombre de Dios, pues, y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben hasta el cielo cada día más tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios, ¡cese la represión!” 

Monseñor Óscar Arnulfo Romero. 23 de marzo de 1980, durante la homilía celebrada en la basílica del Sagrado Corazón, en San Salvador, un día antes de su asesinato. 
*
“En nombre de Dios, suplico, ruego y pido una oportunidad para los grupos pandilleriles. No vamos a arrepentirnos si tendemos la mano esta vez para salir adelante. ¡Quiera Dios que así sea!” 
Monseñor Fabio Colindres. 2 de mayo de 2012, después de una conferencia de prensa organizada por pandilleros del Barrio 18 en el penal de Quezaltepeque (La Libertad). 

Comparar a Monseñor Romero con monseñor Colindres puede resultar hasta ofensivo para muchos, y me incluyo. Lo mismo podría decirse de la comparación de El Salvador de 1980 con El Salvador de hoy. Pero cerrarnos ante aquel llamado de Monseñor Romero a este país le costó demasiado caro. ¿Podemos los salvadoreños darnos el lujo de ignorar el llamado de hoy sin detenernos siquiera cinco minutos a meditar?



Fotografía: Roberto Valencia



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