lunes, 4 de julio de 2011

Real pero inverosímil

A veces ocurre. Cuando un periodista se sumerge demasiado en un tema, cuando comienza a quitar la cáscara que impide ver el interior, se suele encontrar con algo más parecido a la realidad, y la realidad salvadoreña, para los que no vivimos en la burbuja, es dura, muy dura, tan dura que puede resultar inverosímil; real pero inverosímil. Cuando se llega a en esta situación ocurre un dilema, que es el que tengo ahora, mientras escribo una crónica sobre lo que le sucedió a una joven llamada Magaly Peña. Es un dilema que incluso se lo planteé a ella en una de las múltiples entrevistas.

—Esta historia es muy complicada, Magaly –le dije–. Yo te creo pero, y ahora te hablo como periodista, hacerla creíble, que los lectores no duden, será muy complicado.
—Yo… Yo nomás te he contado lo que me pasó –me respondió, casi con sentimiento de pena–. Solo vos lo sabés. Hablar esto con otra persona se me hace difícil.
—Para mí ha sido muy difícil preguntarte, Magaly, pero eres fuerte.
—Es que si me pongo en un plan de llorar, de nada me sirve, porque nadie va a quitar ese día de mi vida ni puedo ir para atrás.

La frase es trillada como pocas, pero no hay otra que ilustre mejor esta situación: la realidad supera la ficción. Con creces.

Fotografía: Internet

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