miércoles, 17 de marzo de 2010

El asesino enclenque

Mañana Marlon será condenado por cuatro homicidios agravados. El juez se convencerá de que es el responsable de cuatro asesinatos ocurridos entre marzo y mayo de 2009: a un joven lo disparó por no querer levantarse la camisa; a otro, por ser de la Mara Salvatrucha; y a dos jovencitas que caminaban con él y sus homeboys las mató porque creyó que eran unas soplonas. Además de un asesino, Marlon es pandillero, del Barrio 18. Marlon tiene 17 años.

La condena será mañana jueves, cuando concluya la vista de causa. Ahora aún es miércoles y es marzo, y el juicio va a comenzar. Marlon ingresa esposado y acompañado por dos custodios. Tiene cara de ratón y el pelo húmedo y repeinado hacia atrás. Apenas supera el metro cincuenta y se ve enclenque. Podría protagonizar un spot de desnutrición. Solo los tatuajes que asoman en sus muñecas amortiguan la sensación de lástima.

—Tiene cara de sinvergüenza –me dice el empleado del área de comunicaciones de la Corte Suprema de Justicia que me acompaña.

Hasta cuando fue detenido en agosto de 2009, Marlon vivía en la colonia Madre Tierra II de Apopa. Junto a él cayeron 11 pandilleros más, todos menores, pero solo lo procesaron a él y a otros dos más: uno se fugó apenas el sistema lo liberó con medidas y el otro, aquí presente, el juez le dictará mañana libertad asistida.

El caso de Marlon, que haría correr ríos de tinta en otras latitudes, pasará inadvertido en El Salvador. Ningún periodista estará presente en la sala ni hoy ni mañana, y la sentencia será ignorada por los diarios y los noticieros locales. Por la frecuencia con la que ocurren cosas así, hace tiempo que dejó de marcar agenda informativa un juicio de niños, pandilleros y asesinos.

El juez impondrá a Marlon la pena máxima: siete años en un centro de resguardo de menores. En El Salvador, cada pandilla tiene asignado sus centros, con la idea utópica de evitar enfrentamientos. Marlon será enviado a uno llamado El Espino, en Ahuachapán. De allí lo han traído hoy esposado. Seguirá en compañía de más pandilleros del Barrio 18, muchos de ellos condenados por asesinato.

Recuperará su libertad cuando tenga 26 años. Quizá antes.




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(Esta es una versión modificada de una crónica publicada en elmundo.es el 13 de marzo de 2010)

2 comentarios:

  1. Me gustó mucho esta crónica, ojos, en lo particular. Nada más decirte que algo que me saltó fue la frase "podría protagonizar un spot de desnutrición", en esos spots casi siempre los niños están en los huesos ¿tan seco estaba este bicho? si bien es un giro literario "efectivo" no sé si podría resultar exagerado. Te leo, saludo a tus chicas (Iris y Alejandra) Ya la quiero conocer.

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  2. BUENA HISTORIA, FUERA DE CÓMO ESTÉ ESCRITA, UNA BREVE PODA Y LISTO. ES DEMASIADO TRISTE EL ASUNTO DE LOS NIÑOS CRIMINALES Y SUS POCAS OPORTUNIDADES. ESTÁN CONDENADOS DESDE EL ÚTERO. A LOS 18 AÑOS, DEBERÍAN ESTAR ESUDIANDO, LEYENDO JUGANDO FUTBOL.

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